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LA LEYENDA DEL ANIS 


 "Una vez hizo un verano jodido y tuitico se achiló. Hubo una hambruna que desesperó a tuitita la gente, hasta el mesmo San Isidro quera el agricultor más ajamao en el mundo entero porque tenía guen brazo con mi Diosito. Un día tuvo que salirse por la guertas vecinas pa ver qué incontraba; buscó unos popochitos y unas yuquitas y nada; luego se subió a unos peñascales pa ver si alcanzaba manque fuera unas jruticas y'en esas vido un hombre jeroz, con chachitos en la cabeza y que se reyía con él, mostrándole unos dientones. San Isidro que nues tan bobo, se santiguó tres veces, s'encomendó a los doce apóstoles ya a las once mil y, a sabiendas de que nu'era otro qu'el <>, le dijo: Demonio, ¿pa qué me jodío di hambre, te quero proponer un negociazo. Probá estas pepitas. El santo Probó y le contestó que le gustaban. Antonces el diablo le dijo: Caminá pa tu casa para qeue pongás a jervir esta puñada pa que jartemos los dos. Asina jue. Cocinó unas poquitas y se jartó cada uno un pocillao. Al ratiquitico empezó el viejito a blilar, cantar y a echar jantochadas de la amistá con Chuchito, con San Pedro y la Virgen del Carmen. El patas sí quera cierto que brincaba y amenazaba loa ángeles y ojendía al arcángel San Miguel por hablerle desajiao y machetiao con esa espadota con lampos de candela en el Paraiso terrenal. En medio de risas y chanzas, resolvieron poner otra chorotaa con más pepitas. >>Se tomaron otras dos tazaas y ahí se armó la grande porque se armó la grande porque se rascaron de tal manera qu'el diablo daba volteretas, engarzaba la cola de las vigas del zarzo, pegaba gritos y le tiraba las barbas al santo. Este, le jalaba la cola, persinaba al Biruñas, y le tiraba los cachitos. Ai mesmitamente el diablo patas arriba se paró, le tiró las cuatro canitas a San Isidro y le dijo: Mirá, viejito tenguelengue, vos como agricultor no vas a ser rico jamás, porque como las cuatro maticas que cultivás, con los mesmos centavos que has trabajao sudando petrólio, no sirven pa vivir. Pa tener plata hay que ser pícaro. Los grandes capitales se logran asina: por herencia, topándose una guaca u robando. Asina sí tenés derecho a que yo te reciba en mi hacienda. >>Entonces el viejito cavilando, no por ansias d'ir a conocer el injierno sino por astucia, le contestó: Gueno, Lucijer antes de too, quero que me digás cómo se yaman estas pepitas y cómo se cultivan. El dibalo como taba bien borracho le soltó di una vez too; pues estas pepitas se llaman ANIS y no se siembran: pues eso se manda una puñadota al aire y nacen por montones. Por éste secreto y'este javor, vas a tener que jirmarme este docuemento en que te comprometés a sembrar las maticas en toa parte, sacar el aguardiente y jundar estanquiyos en los caseríos y poblaos para que se venda y toos sepan lo rico ques y cómo se siente uno jeliz. >>En apenas nacieron las pepitas de anís en la guerta de Sanisidro, bajaba el Biruñas los sábados y duraban borrachos hasta el domingo; desenguayababan el lunes con tres tazas, el martes con dos y el jueves con una; el viernes descansaban durmiendo pa golver a emprenderlas toa la semana. Por eso San Isidro no golvió nunca ni jamás a sentir gurbi, manquedicen las malas lenguas, que con la ayúa del Mandingas no golvió a cultivar la tierra porque las condenaas matas brotaban como por arte de magia, ya jueran los "popochitos", las mazorquitas, el yucalito y too el jurgo'e comida. Manque la dijunta de mi mujer decía que véia en la simentera era una carreta revolcando la tierra, manijada por unos ángeles del cielo y luego recogiendo los montones de cosecha. >>Lo cierto si es, que los borrachos, en jamás de los jamases si han dado cuenta del gran bien que l'hizo el diablo a la humanidá, enseñándole a San Isidro el seccreto del aguardiente." REFERENCIAS Y CRÉDITOS Contada por Zacarías Yate, en su estilo cándido. Es parte del libro Raíces de mi terruño de Blanca Álvarez, quien escribe. 

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LEYENDA LA PATA SOLA 





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